
Hace un par de noches Vlad acudió al llamado de mi llanto, me abrazo tiernamente y me pego a su pecho, sus pulgares intentaron secar mis lagrimas pero esta vez no fue posible, resignado guardo silencio y me llevo a la sombra del árbol de nuestros encuentros allá en al cornisa de la luna, después de un rato mis ojos dejaron de llorar, Vlad me miraba de manera tierna y preocupada,...